El asfalto caliente es una mezcla bituminosa que se utiliza en la pavimentación de carreteras, autopistas y otras superficies de tráfico. Se produce calentando los componentes (asfalto y agregados como grava y arena) a altas temperaturas, generalmente entre 140°C y 160°C, para facilitar su mezcla, manipulación y compactación durante la aplicación.
Este tipo de mezcla asfáltica es preferido por su durabilidad y resistencia, ya que al ser aplicada a temperaturas elevadas, permite una mejor compactación y cohesión entre los materiales, lo que se traduce en una superficie más fuerte y uniforme. El asfalto caliente es ideal para zonas con alto volumen de tráfico, ya que resiste mejor la carga de los vehículos y las condiciones climáticas extremas.
Es importante que el asfalto caliente se aplique rápidamente una vez preparado, ya que si se enfría demasiado antes de su colocación, puede perder sus propiedades de adherencia y compactación, afectando la calidad del pavimento final.